jueves, 27 de agosto de 2009

La febril noche de la princesa

Descansa, princesa, sobre la arena
Que el mar te acune y calme tu pena
Que el delirio se ausente un eterno momento
Y que puedas librarte de este tormento

Princesa, dulce princesa
Solías correr por la playa monocroma
Dejabas un camino plateado en la arena
Y perfumabas el aire con tu dulzón aroma.

Abre los ojos de una vez
Date cuenta a donde perteneces
Que los colores son sólo sueños
Y que las rosas aquí no crecen.

No son sólo sueños, yo los he visto
¡Y aunque no quieras aceptarlo, los sigo viendo!

Calma, querida princesa
Haremos que la fiebre sea llevada por el viento.

¿Es que no lo entiendes? Él está conmigo
Su aroma justo ahora me esta envolviendo
Sus ojos se han clavado en los míos
Sus brazos a mi alrededor estoy sintiendo.

Vamos, princesa, tú puedes hacerlo
Deja que los recuerdos queden en el pasado
Que no se puede vivir por siempre
En un sólo instante congelado.

¡No fue un instante, es mi presente!
¿Cómo es que no lo puedes ver?
Está haciéndome feliz como antes
Poniéndole colores a este anochecer.

El último delirio
Su última sonrisa
Y un segundo después
Lo raptó una brisa.

¿Qué ha pasado? ¿Dónde estás?
¿Me has abandonado una vez más?

Pero niña, él nunca ha vuelto
En tus sueños no vivas jamás.
Ven princesa, calma ya
Deja tus recuerdos de una vez en paz.

Sus ojos se llenaron de lágrimas
Al enfrentarse a la realidad.
Dándose cuenta que en verdad
Hace mucho, se marchó su felicidad.

No lo soportó
Su corazón se quebró
Tirada en la arena
La princesa quedó.

En su mundo monocromático,
Sus imaginarios amigos lloran.
¡La vuelta de su princesa
A su grisácea playa imploran!